No se trató de episodios aislados ni de tragedias lejanas. Ocurrieron en barrios, comunidades rurales, zonas urbanas y espacios públicos, bajo la mirada, a veces indiferente y otras impotente, de una sociedad que reaccionó con dolor, indignación y preguntas que aún esperan respuestas.
Cada caso tuvo su propio escenario, pero todos confluyeron en un mismo punto: infancias truncadas por decisiones adultas, omisiones, descuidos o violencias evitables. A continuación, se presentan algunos de los hechos que más estremecieron al país durante el 2025.
Sheilin Vizcaíno: ocho horas atrapada en una alcantarilla
Este fue uno de los casos que marcó profundamente al país. Ocurrió el 15 de mayo, cuando Sheilin Vizcaíno, de 13 años, fue arrastrada por una fuerte corriente y quedó atrapada durante ocho horas en una alcantarilla del sector Lavapié, en la provincia San Cristóbal.
Las intensas lluvias desbordaron el sistema de drenaje y en medio del caos, la adolescente fue succionada por una alcantarilla mientras intentaba cruzar la calle. Aunque la búsqueda comenzó de inmediato, fue suspendida por el agotamiento y la falta de visibilidad.
Sin embargo, pese a que las autoridades se marcharon, un grupo de comunitarios decidió continuar la búsqueda. Sin equipos especializados, el joven Yeuri Féliz recorrió más de 300 metros dentro del sistema cloacal hasta escuchar un leve sonido: Sheilin estaba viva. Procedió entonces a rescatarla.
Desde la superficie se escuchaban los gritos de los comunitarios: “¡Él la trae ahí, la soga, la soga!”, mientras halaban la cuerda con la que Yeuri fue amarrado para internarse en las aguas residuales.
Mientras Yeuri realizaba el rescate, su madre, Dilcia Rivera, oraba: “Se fue el síndico, se fue todo el mundo y dejaron a esa niña solita ahí. Esa es una vida que hay que salvar. Yo le dije: amor, vete con Dios”, expresó al recordar el momento en que su hijo decidió ir en busca de la adolescente.
Tras ser rescatada, la menor fue trasladada al Centro Médico Constitución, donde permaneció ingresada hasta recuperarse por completo.
Roldanis Calderón: una desaparición sin respuestas
Otro hecho que estremeció al país fue la desaparición del niño Roldanis Calderón, de tres años, ocurrida el 30 de marzo en la comunidad Los Tablones, Manabao, Jarabacoa, provincia La Vega.
El menor jugaba en el patio de la casa de su tía, una zona rodeada de vegetación y cercana al Parque Nacional J. Armando Bermúdez. Bastaron apenas unos minutos para que desapareciera.
En medio de la desesperación, su madre Carolin Vargas, quien al igual que su pareja fue detenida para fines de investigación, clamó por ayuda para encontrar a su hijo.
“Todo el que pueda ayudar con publicar a mi niño; es solo un bebé de tres añitos que está desaparecido desde el domingo”, decía entre lágrimas en un video difundido en redes sociales.
Durante varios días se desplegó una intensa búsqueda con agentes policiales, soldados, fiscales, miembros de la Defensa Civil y voluntarios, sin resultados. Nueve meses después, el caso ha ido desapareciendo de la opinión pública y el paradero del niño continúa siendo un misterio.
Yuleidy Serrano: una cañada que se llevó una vida
Otro episodio trágico ocurrió el 5 de junio en el sector Primaveral de Villa Mella, Santo Domingo Norte, cuando Yuleidy Serrano Santana, de cinco años, fue arrastrada por una cañada tras el aumento repentino del caudal provocado por las lluvias.
Durante más de dos días, brigadas de rescate trabajaron con drones, buzos y perros entrenados. La madre permaneció en el lugar, acompañada por vecinos. El 7 de junio, el cuerpo de la niña fue encontrado sin vida, dejando a una familia destrozada.
Violencia dentro del hogar
El 10 de agosto ocurrió otro caso estremecedor. En el municipio El Factor, provincia María Trinidad Sánchez, Melanio López, de 55 años, mató a su hijo de dos años y luego se suicidó. Antes de morir, envió un video a la madre del niño explicando las razones de su accionar, en un hecho vinculado a conflictos pasionales.
Días después, en el sector Los Guandules, una niña de siete años murió tras ser golpeada por su tía, Yokeiry Coronado y el esposo de esta, Jeider Montero Medina, con quienes vivía.
La abuela de la menor expresó su consternación: “Estamos impactados, porque ella era muy simpática, nunca le vi nada anormal y no entiendo qué la llevó a cometer esta situación”.
Según relató, la niña vivía con ellos porque Coronado no podía tener hijos y se había ofrecido a cuidarla. La madre de la pequeña dijo desconocer los motivos del hecho, ya que ambas, según afirmó, se llevaban “muy bien”.
La violencia infantil desde el Estado y la academia
Estos hechos no han pasado inadvertidos para las autoridades ni para los sectores especializados. El pasado 13 de noviembre, el Gabinete de Niñez y Adolescencia (GANA) y el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani) analizaron la violencia contra niños, niñas y adolescentes en la República Dominicana, junto a académicos y especialistas, en un diálogo multisectorial.
El encuentro, titulado Panel Multisectorial Prevención de la Violencia: claves para proteger a la niñez y la adolescencia, fue encabezado por la primera dama y presidenta honorífica del GANA, Raquel Arbaje, y la presidenta ejecutiva del Conani, Ligia Pérez Peña.
Ambas coincidieron en que la violencia infantil no responde a una sola causa, sino a múltiples factores estructurales que requieren una respuesta conjunta del Estado, las comunidades y las familias.
Durante la jornada, Conani alertó que cada año recibe cientos de casos de niños, niñas y adolescentes vulnerados por distintas formas de violencia, incluyendo negligencia familiar, abandono, maltrato físico y psicológico, conflictos intrafamiliares y explotación.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR-MICS 2019), el 62 % de los niños y niñas de entre 1 y 14 años ha experimentado algún tipo de disciplina violenta en el hogar, lo que refuerza la urgencia de fortalecer la prevención y el acompañamiento familiar.
Secuelas emocionales, salud mental y el rol del Estado
El psicólogo Luis Gabriel Ventura Regalado advirtió que la repetición de estos hechos tiene consecuencias profundas y duraderas.
“Esos casos penosos afectan directamente la parte emocional y traen consecuencias negativas en todo el sistema nervioso, tanto en los niños como en el seno familiar”, explicó.
Indicó que muchas afectaciones no se perciben de inmediato y que a largo plazo, generan consecuencias afectivas, cognitivas y emocionales.
Ventura Regalado enfatizó que la prevención debe asumirse como una forma de salud. “La prevención es salud. La familia tiene que buscar herramientas y ayuda”.
Añadió que estas herramientas están en la escuela, la comunidad, las iglesias y las instituciones del Estado. Sobre la salud mental de padres y cuidadores, sostuvo que muchos casos trágicos están vinculados a problemas no atendidos.
Aunque el especialista reconoció avances del Estado, afirmó que aún falta fortalecer programas que apoyen directamente a las familias con dificultades de salud mental.
En ese sentido, la educadora Hulba Silvia Díaz coincidió al exhortar a las autoridades a no actuar solo cuando el daño ya está hecho.
“Las autoridades deben prestar más atención a la salud mental de padres y madres y no esperar a que ocurran casos como estos para luego tomar decisiones”, sostuvo.
Papá y mamá también son responsables
La educadora Hulba Silvia Díaz advirtió que estos hechos no deben analizarse como episodios aislados, sino como parte de una problemática recurrente. Señaló que el cuidado de la niñez debe asumirse desde una lógica de corresponsabilidad familiar.
“No es una responsabilidad de un solo miembro de la familia, sino de todos”, afirmó.
Por su parte, Ventura Regalado reforzó este planteamiento al destacar el rol vital de padres, madres y tutores.
“Cuando la familia falla, toda la sociedad se resiente”, advirtió al llamar a priorizar el cuidado, la educación, la salud y la protección de niños y niñas.
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