Heisenberg P. Drullard, psicólogo. (Foto: Luis Montero)
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – El psicólogo clínico y especialista en autismo y trastornos del neurodesarrollo, Heisenberg P. Drullard, advirtió que el concepto de “escuela inclusiva” ha sido mal interpretado en República Dominicana, lo que ha llevado a una práctica educativa que no siempre beneficia a los niños con condiciones del espectro autista.
El especialista explicó que, aunque es positivo que los niños con autismo puedan interactuar con sus pares, no todos están preparados para hacerlo sin una evaluación previa ni las condiciones adecuadas.
“El término inclusión escolar ha sido prostituido. Ponerle una maestra sombra a un niño no significa que la escuela sea inclusiva. Hay que entender que en muchos casos los niños con autismo no muestran interés en imitar conductas de otros, porque su atención está centrada en estímulos sensoriales que los atraen más”, señaló.
Drullard ofreció esas informaciones durante una entrevista realizada por los comunicadores David Ruiz y Rosa Escoto, en el programa “Gente RD TV”, transmitido a través de la plataforma digital El Nuevo Diario TV.
(Ver programa).
En ese sentido, aclaró que las escuelas de educación especial deben funcionar como espacios de transición, donde los estudiantes reciban apoyo hasta alcanzar niveles adecuados de desarrollo cognitivo, comunicativo o social, para luego integrarse a la educación regular.
“Nosotros trabajamos para que los niños se integren a la sociedad, no para mantenerlos en educación especial toda la vida. Sin embargo, muchos colegios no cuentan con las adecuaciones necesarias para recibir a estudiantes con conductas del espectro autista, incluso en niveles leves”, explicó.
El psicólogo consideró que la estructura que requiere una verdadera escuela inclusiva implica una inversión significativa, ya que debe contar con una maestra titular, una asistente y una psicóloga para atender adecuadamente a unos diez estudiantes.
“Eso representa un gasto alto. Por eso muchos centros privados prefieren no aceptar niños con la condición, y los entiendo. Si no tienen las herramientas, podrían causarles más daño que bien”, dijo.
Drullard fue enfático al señalar que el Ministerio de Educación debe establecer requisitos claros para los centros que se autodenominan inclusivos.
“Una maestra de apoyo no es inclusión. Si no está entrenada, se convierte en una muleta para el niño. Su función no es acompañarlo para siempre, sino ayudarlo a desarrollar habilidades adaptativas y comunicativas que lo hagan independiente. El trabajo de una maestra sombra es quedarse sin trabajo, porque su meta es que el niño no la necesite”, precisó.
El especialista también subrayó la necesidad de regular la formación del personal que trabaja con niños del espectro autista, señalando que en otros países los asistentes deben realizar cursos técnicos de varios meses antes de integrarse al sistema educativo.
“No se trata de poner a cualquiera a cuidar un niño. Es un proceso técnico y sistemático que busca que el niño, al llegar a los 12 años, sea independiente y luego productivo. Ese debe ser el objetivo”, expresó.
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