El mandatario estadounidense, Donald Trump, bromeó este miércoles con su homólogo sudafricano, Cyril Ramaphosa, sobre la posibilidad de aceptar un avión «gratis» similar al Boeing donado por Catar para ser usado como Air Force One presidencial, y dijo que si Sudáfrica lo ofreciera, él lo aceptaría.
La polémica cuestión del avión catarí se coló en el encuentro de Trump y Ramaphosa en el Despacho Oval el mismo día en que el Pentágono anunció que aceptaba formalmente el donativo de la familia real de Catar.
A una pregunta de un reportero, el neoyorquino respondió tajante que esa entrega «era algo genial» que ahorraría dinero a los estadounidenses y que estaba dirigida a las «Fuerzas Armadas de EE.UU.», no a él.
El presidente estadounidense reprendió duramente al periodista por cambiar el tema durante un tenso intercambio con el sudafricano sobre el supuesto «genocidio» que, según Trump, sufren los granjeros afrikáners (sudafricanos blancos descendientes de colonos neerlandeses), algo que Ramaphosa negó.
«Le están dando un avión a la Fuerza Aérea de Estados Unidos. ¿De acuerdo? Y es algo genial. Estamos hablando de muchas otras cosas» (…) «¿Por qué un país dio algo así gratis? A Estados Unidos, no a mí. Fue para ayudarnos porque necesitamos un Air Force One, mientras el otro Air Force One está siendo construido», indicó.
Leer más: Trump anuncia la construcción de un escudo antimisiles para defender su país
Ramaphosa intentó quitarle hierro al momento al bromear: «Siento que no tengamos un avión para darle».
«Si su país le ofreciera un avión a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, lo aceptaría», respondió Trump.
El Gobierno estadounidense aceptó finalmente este miércoles formalmente el Boeing 747 ofrecido por Catar y que ha sido objeto de controversia por los interrogantes que esa entrega suscita en cuestiones de inteligencia y seguridad.
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, indicó en una declaración a la prensa que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha aceptado dicho avión «de conformidad con todas las normas y reglamentos federales».
«El Departamento de Defensa trabajará para garantizar que se consideren las medidas de seguridad adecuadas y los requisitos de la misión funcional para una aeronave utilizada para transportar al presidente de Estados Unidos», agregó.
El regalo ha provocado numerosas críticas de aliados y detractores por igual, que citan una provisión en la Constitución que prohíbe a los funcionarios públicos aceptar regalos de gobiernos o representantes extranjeros.
Un grupo de senadores demócratas, miembros del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, ha denunciado en un comunicado que el regalo representa «un claro conflicto de intereses» e «invita a la influencia extranjera» en Estados Unidos.