Aurelio Almonte Rodríguez, el presidente del Centro Duartiano de Mao (Foto: Ángel B. Almonte)
EL NUEVO DIARIO, MAO, VALVERDE.- En los registros históricos de la humanidad hay muchos ejemplos palpables de lo que ha sucedido y podría suceder cuando un país es objeto de amenazas por parte de otro, respecto a su integridad como nación, como pueblo, que es común en todos los aspectos que permiten la convivencia en sociedad.
Así lo planteó hoy miércoles el presidente del Centro Duartiano de Mao, apéndice del Instituto Duartiano, licenciado Aurelio Almonte Rodríguez, quien sostuvo que en los registros históricos de la humanidad hay muchos ejemplos palpables de lo que ha sucedido y podría suceder cuando un país es objeto de amenazas.
Cuando esas amenazas son silentes, paulatinas, constantes y que para algunos pasan como inadvertidas, son por vía de consecuencia mucho más peligrosas que las que son abiertas, conocidas y evidentes, relata Almonte Rodríguez.
Es lo que ha pasado a lo largo de los años con la migración irregular hacia nuestro territorio, especialmente de nacionales haitianos y si los dominicanos cometemos el error de permitir que nuestro territorio siga siendo ocupado por una población extranjera irregular, más temprano que tarde la solución implicará para nuestro país, Dios nos libre, un sacrificio mucho mayor que el que hemos llevado hasta el momento, en el que peligraría nuestra dominicanidad.
Apoyamos de manera firme y enérgica, todas las medidas y acciones que como Estado soberano se han ido tomando para controlar la proliferación de personas extranjeras en condición de ilegalidad en nuestro territorio, incluido el muro fronterizo que debe cubrir toda la franja limítrofe.
La República Dominicana, esa que nos legó Duarte, le podrá doler a cualquiera en el mundo, pero no como nos duele a nosotros mismos, los dominicanos y dominicanas que sabemos cuánto ha costado llevar a esta nación al nivel en que estamos, que debería ser aún mejor; pero así las cosas, debemos preservarla, precisa el presidente del Centro Duartiano de Mao.
La República Dominicana ha tenido que soportar pruebas tanto o más fuertes que las que ha tenido Haití en su devenir histórico: hemos tenido grandes terremotos, dictaduras, inestabilidad política y económica, huracanes, corrupción sistémica, invasiones, intervenciones foráneas, etcétera; pero hemos podido ir, poco a poco, superándonos ante cada adversidad.
«Si ellos no han logrado hacerlo, es por su propia culpa y nosotros no podemos cargar con ese pesado fardo y encima de todo, no hacer nada para evitarlo».
La comunidad internacional y organismos como Amnistía Internacional deben entender que si la República Dominicana no cuida su soberanía y su integridad como nación, corre el alto riesgo de verse mermada y engullida por una muchedumbre que si bien son nuestros vecinos y hermanos, son muchos los aspectos que nos separan y que hacen imposible una convivencia más allá de la que la historia nos ha dictado.
«Ellos allá y nosotros aquí. Ellos con sus problemas allá y nosotros con los nuestros aquí. Conviviendo, pero cada uno en su sitio. No existe ni podrá existir otra forma».
El Instituto Duartiano de la República Dominicana, como institución que vela por el sostenimiento, valoración y proyección del pensamiento, obra y legado de nuestro padre fundador Juan Pablo Duarte y Díez, y de los valerosos hombres y mujeres que con la Sociedad Secreta La Trinitaria enarbolaron el proyecto de nación del que hoy nos sentimos orgullosos cada hombre y cada mujer de este pueblo valiente, luchador y persistente.
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