El ensayo roto del Ingenio Primgamosa, una bonanza fugaz en Hato Mayor – El Nuevo Diario (República Dominicana)


Manuel Antonio Vega. (Foto: fuente externa)

El Ingenio Primgamosa, enclavado en el distrito municipal Mata Palacio de Hato Mayor del Rey, no fue solo una fábrica; fue, durante años, la encarnación de una promesa, un ensayo de prosperidad que, aunque terminó quebrado, dejó una huella imborrable en el alma de la provincia.

Su historia es la de una esperanza deslumbrante que se convirtió en una desilusión amarga.

​Fue una empresa que representó la «Época Dorada de la Caña en Hato Mayor».

​La apertura del ingenio desató una verdadera bonanza económica que transformó el paisaje social y financiero de Hato Mayor.

Regenteado por el agroempresario Nicolás Casasnovas Garrido y un grupo de visionarios colonos hatomayorenses, Primgamosa se erigió rápidamente como el nuevo corazón palpitante de la región Este.

​El efecto fue inmediato y masivo. Para los productores de caña, significó la reactivación de sus campos y la garantía de un mercado; para los miles de obreros agrícolas, representó un empleo masivo y digno.

Las labores de siembra, corte y arrimo del palo dulce a los «chuchos» (los trenes o medios de transporte de la caña) y su posterior carga hacia las calderas del ingenio activaron una cadena económica inigualable.

​Primgamosa se dedicó a la producción de azúcar de panela y crema, abasteciendo el mercado nacional y solidificando su importancia.

​La Revolución de la prosperidad

​La liquidez generada por la industria azucarera fue una verdadera revolución en los campos y barrios.

El cultivo de caña se cuatriplicó.

En el pueblo, florecieron nuevos negocios: colmados que vendían a crédito, puestos de comidas y expendios de bebidas que nunca cerraban.

El dinero cañero impulsó el consumo.

Veterinarias y agencias de motores hicieron «fiestas» con las ganancias, vendiendo motocicletas, carros y yipetas a trabajadores y oficinistas deseosos de mejorar su movilidad y status.

La necesidad de llegar temprano al puesto de trabajo se tradujo en una motorización sin precedentes, los empleados llegaban, todos, en motocicletas y vehículos modernos. Los caminos de Acceso y penetración fueron acondicionados de tal manera, que se podía correr a más de 80 kilómetros por hora.

El Colapso Silencioso y la Quiebra del Ensayo

​Sin embargo, esta épica historia de crecimiento estaba sostenida sobre cimientos frágiles.

El emporio azucarero había iniciado operaciones con financiamiento del Banco Banintel, y su destino quedó fatalmente ligado al de la entidad.

Cuando el banco se fue a la quiebra total, todas las empresas asociadas, incluido el prometedor Ingenio Primgamosa, pasaron a manos del Banco Central.

​Este revés financiero marcó el inicio del fin. El ingenio, ubicado en una provincia con una rica tradición cañera (nombrada en parte por el Hato de Pringamosa en la época colonial), clausuró sus operaciones en el año 2002.

​Como bien se ha señalado, la quiebra de Primgamosa y el cierre, junto con otros proyectos azucareros como Cruz Verde, Ingenio Consuelo evidenció que el país no había logrado descifrar «el secreto del negocio» azucarero sostenible, a pesar de tener siglos de experiencia.

​Mata Palacio: Un sueño desvanecido

​El cierre del ingenio desvaneció la promesa de un crecimiento sostenido en Mata Palacio.

La comunidad, que había cifrado su esperanza de alcanzar un cambio y mejorar su situación económica y de vida en el murmullo de las calderas de Primgamosa, se vio sumida en la realidad de la falta de fuentes de empleos de masa.

​Hoy, el Distrito Municipal de Mata Palacio, fundado hacia el 2002, lleva las cicatrices de este experimento fallido.

No hay llanto abierto, pero sí una marcada soledad en los rostros de hombres y mujeres. La mano de obra ociosa pulula por los caminos reales.

El Interés persistente en la recuperación

​A pesar de que el tiempo y la inacción han convertido las instalaciones en lo que algunos informes llaman «chatarra», el recuerdo de la bonanza y el potencial del ingenio persisten.

​Maquinaria y Estado: Se ha mencionado ocasionalmente que sus maquinarias estaban operativas o en mejor estado que otros ingenios en el momento del cierre, alimentando la esperanza de un regreso.

​En un impulso Gubernamental, en los años posteriores al cierre (y más recientemente), ha habido un interés persistente por parte de autoridades y sectores productivos (como la CONFENAGRO y la UESP) para impulsar su reapertura o recuperación.

Las propuestas han girado en torno a fines bioenergéticos (producción de alcohol) y el relanzamiento de la industria azucarera en la zona cañera de Hato Mayor.

​El Ingenio Primgamosa es un monumento a un gran esfuerzo que terminó en fracaso, un recordatorio de cómo la vida económica de una provincia puede transformarse y, al mismo tiempo, colapsar por factores financieros y estructurales.

En Mata Palacio, el sueño del desarrollo sigue vivo, esperando que el Estado disponga la instalación de nuevas empresas que ocupen esa mano de obra que una vez encontró prosperidad en el dulzor de la caña.

​Por Manuel Antonio Vega


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