La Rosalía mutante: ‘Lux’, el disco de los 14 idiomas y la fe


Tras ‘Motomami’, la artista se desnuda en una obra sinfónica sobre Dios y la libertad.

SANTO DOMINGO. – Tres años después del tsunami electrónico y experimental que fue Motomami, Rosalía regresa a escena este viernes 7 de noviembre con Lux, una obra que dinamita cualquier expectativa previa y zanja el debate sobre los límites de su arte. Lejos del sintetizador y del dembow, la catalana se lanza a un viaje íntimo, complejo y grandilocuente, en el que se acompaña de la Orquesta Sinfónica de Londres y coros para explorar su relación con la espiritualidad, la fe y una nueva concepción de la mujer.

El alcance del proyecto es una locura. Producido en gran parte por ella misma, Lux es una sinfonía moderna en cuatro movimientos que obliga a la artista a cantar en nada menos que 14 idiomas: desde el español y el catalán hasta el árabe, el hebreo, el ucraniano, el latín y el mandarín. Rosalía se ha quitado la chaqueta de cuero para vestir la sotana, pero sin perder la libertad que tanto defiende.

El primer movimiento: del vicio a la reliquia

El disco arranca en la tensión entre lo terrenal y lo espiritual con ’Sexo, violencia y llantas’. Es uno de los escasos momentos que conserva algo de electrónica, partiendo de un piano íntimo antes de escalar a un sonido violento que enfrenta el placer material con el mundo de las “palomas”.

Le sigue la confesional ’Reliquia’, una pieza ligera de violines que se convierte en un diario de viaje emocional: la artista lamenta haber “perdido su tiempo” en Los Ángeles, haber cultivado una “mala hostia” en Berlín y vivido un “mal amor” en Madrid. La confesión es definitiva: su corazón nunca le ha pertenecido porque “siempre” lo entrega.

La primera parte de esta obra se completa con un derroche de multilingüismo. En ’Divinize’ une el catalán con el inglés, mientras que en ’Porcelana’ (a dúo con un artista masculino sin revelar) recita en latín para definirse como “luz” y salta al japonés para coquetear con el caos. El cierre llega con ’Mio Cristo’, un aria en italiano donde Rosalía se luce como una soprano que presenta a su Cristo que “llora diamantes”.

La defensa de la nueva mujer: “No seré tu propiedad”

El mensaje feminista es el ancla más potente del álbum, un puñetazo en la mesa de la independencia femenina. En ’Focu ‘ranni’ —exclusiva para formato físico y cantada en siciliano y español— la artista zanja el debate sobre el amor romántico.

Alternando el susurro con la melodía, confiesa que la idea del matrimonio la hizo entender que solo es dueña de sí misma. “No seré tu mitad ni de tu propiedad, seré mía y de mi libertad“, sentencia, marcando la figura de la nueva mujer que propone: aquella que acepta solo un “amor sin ley.”

Ese discurso se radicaliza en ’Novia robot’ (mandarín, hebreo y español), una sátira ácida sobre el placer masculino a costa de la sumisión femenina. La canción critica el negocio de los juguetes sexuales, reclamando: “Querías un robot pero yo soy real.” La violencia de género también se aborda en ’La rumba del perdón’, un flamenco que comparte con Estrella Morente y Silvia Pérez Cruz, donde las tres narran una traición que culmina en una puñalada.

Dios, el Stalker y el final inevitable

Tras el corte radical que supone el oscuro ’Berghain’ (en alemán, que da inicio al segundo movimiento), Rosalía se divierte explorando el mundo y la fe. El tema más provocador, ’Dios Es Un Stalker’, presenta a la espiritualidad como una amiga íntima y femenina que todo lo ve y protege de cerca. “No me gusta hacer intervenciones”, canta, con un guiño a la salvación.

El final del disco es tan profundo como teatral. ’Memória’ es un fado en portugués junto a Carminho, un emotivo ejercicio de destreza vocal sobre las despedidas. Finalmente, ’Magnolias’ cierra la obra hablando de su propia muerte. 

Acompañada por la Escolanía de Montserrat, Rosalía idea su funeral con el coro de fondo: una KTM “quemando rueda” sobre su ataúd, despidiéndose sin asumir que su propia muerte sea el final de nada. Es una elevación poética zanjando el debate entre el caos carnal y la luz divina que atraviesa toda la obra. Con datos de Europa Press.



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